Como manda la tradición, a primera hora de la jornada de hoy, nuestra Patrona se encontraba presta para ser trasladada hasta la ermita de Torregarcía, lugar donde hace más de 5 siglos tuvo lugar la aparición de dicha imagen.
Todos los años, el primer domingo después de la festividad de la Epifanía del Señor, se celebra esta jornada de convivencia entre los hermanos y allegados a la Hermandad así como los devotos de esta bella imagen que patrona nuestra ciudad.
Un año más, una vez terminada la Eucaristía de Romeros en las primeras horas del domingo, la imagen de la Virgen del Mar iniciaba su caminar hacia la ermita acompañada de algunos de sus hijos, aunque en esta ocasión lo hacía bajo plástico resguardándose así de la lluvia que caía sobre la capital en esos momentos y con la esperanza de que ésta cesara a medida que el día fuese ganando terreno, desafiando así a la meteorología.
Desgraciadamente las previsiones se cumplieron y antes de alejarse más del Santuario, a la altura del conocido barrio de Los Molinos, los hermanos decidieron suspender la jornada de romería y regresar al convento de Santo Domingo, donde a las 12 del medio día tenía lugar la Eucaristía Pontifical.
La imagen de la Patrona estrenaba en esta ocasión los faldones verdes de terciopelo con pasamanería dorada que cubrían el templete sobre el que viajaba la Señora, así como la corona que lucía la misma.
Foto: Guillermo Méndez
Foto: Guillermo Méndez
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