Tras los cultos celebrados durante la semana y la ofrenda floral, ayer salio a las calles de la ciudad, para realizar su itinerario habitual la imagen de la Virgen del Mar, portada en su trono, que estrenaba faldillas llevado por unos cincuenta horquilleros, mandados por Juan José Campos Gasquet.
Muchísimos fieles esperaban la salida de la comitiva, que se iniciaba con la cruz guía, a la que le acompañaban dos faroles- estreno este año- realizado en los talleres de Villarreal.
También podíamos observar las colgaduras en la fachada de la escuela de artes, en tonalidad verde y faldillas del paso, que han sido realizadas en los talleres de Rafael Rubio de Córdoba.
La procesión de Alabanza de la Virgen del Mar, que salía de su santuario a la media tarde, fue un exponente de Fe Mariana, rostros de emoción podíamos observar de aquellos que sienten especial devoción, fieles que desde todos los rincones e incluso de fuera de la capital se acercan a ver a la Virgen, que apareció en las playas de Torregarcia, uno de ellos era el Hermano Mayor Elías García y todo el grupo joven que de una forma entregada colabora cada año en la organización de la procesión.
La larga comitiva de representaciones iba compuesta por representaciones y cofradías de los pueblos, como la del Nazareno de Gador y todas las hermandades de gloria y Penitencia de la capital, tras ellas el Presidente de la Agrupación y Junta de Gobierno, que precedían a las representaciones de la Hermandades filiales de la Virgen del Mar, de Sevilla y Madrid, también podíamos observar el guión pontificio y a continuación del mismo las camareras de la virgen ataviadas con mantilla, el guión en terciopelo verde bordado en oro de la Hermandad, tras el cual iba el libro de reglas portado por la secretaria y la junta de gobierno de la Hermandad, tras ella escuchábamos los sones de la Agrupación Musical de Santa Cecilia de Sorbas, que a la salida de la Virgen interpreto con sus sones el Himno a la Virgen del Mar, para continuar en distintos tramos del recorrido con marchas procesionales como Coronación, roció, mientras en la plaza de Emilio Pérez ya de regreso, cuando la Virgen se coloco mirando hacia la bahía, y el Obispo de la Diócesis realizo la preces de ritual, volvió a sonar el Himno a la patrona, para entonar posteriormente Encarnación Coronada.
El trono de la Virgen bellísimamente arreglado con varas de nardos y la señora que lucia el manto regio donado por Isabel II relucía en la noche, engalanada para la ocasión con sus mejores joyas, entre ellas la corona de oro, regalo del pueblo Almeriense, siendo escoltado el trono por la policía Municipal vestida de gala.
Entre vítores y aplausos recorrió las calles la Virgen del Mar, para regresar nuevamente a la plaza de Santo Domingo, lugar señero, que se convierte por unas horas en centro de atención, de las miradas de los hijos a la Madre, porque Almería se inunda de tu pureza Virgen del Mar, que vas repartiendo gracia de manera singular a todos los que a tu encuentro salen a ver esa tu hermosura, que desde los mares a las orillas de esta playa de Torre García llegaste.
Largas filas de fieles portando velas encendidas algunos de ellos descalzos en señal de promesas, acompañaban durante el recorrido a la Santísima Virgen del Mar.
El cabildo Catedralicio acompañaba al Obispo Adolfo González Montes, tras ellos la Corporación Municipal encabezada por el Alcalde Luís Rogelio Rodríguez Comendador y los concejales y concejalas del P.P. y de Gial, así como del grupo Socialista.
La Diputación estaba representada por su Presidente Juan Carlos Usero, tras los cuales se observaba una amplia representación de autoridades civiles y militares, cerrando el cortejo la Banda Municipal, dirigida por Juan José Navarro.
Ante de las once de la noche las palabras del Obispo y del Prior de los Dominicos Fray Justo Cuberos, nos acercaban nuevamente a las puertas del santuario, siendo a los sones de La Macarena y mecida con primor por sus horquilleros la Virgen regresaba nuevamente después de haber estado con su pueblo fiel y devoto, en la cita anual de sus fiestas.
Por Juan R.AGUILERA MARTINEZ
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